lunes, 27 de agosto de 2012

Epidemiología Conductual / Behavioral Epidemiology

El tema de epidemiología conductual aparece en la literatura científica por los años de 1970, principalmente para referirse a las relaciones que se puedan dar entre la conducta y la salud. La investigación en este campo buscó relacionar, por ejemplo, la exposición a programas de violencia con la conducta agresiva, o relacionar la conducta de fumar con el cáncer de lengua; calculados a partir de las proporciones de numero de personas que ven programas violentos/número de personas que presentan conductas agresivas; o número de personas que presentan cáncer de lengua/ el número de personas que fuman.
La relación que la epidemiología conductual ha establecido con la salud, ha resultado altamente productiva, y esto porque la conducta media los estados de enfermedad, puesto que es mediante las interacciones, que el organismo se expone a situaciones de riesgo, o se aleja de éstas, incluso, produce efectos preventivos de vulnerabilidad biológica a la enfermedad.
Para que la alianza entre conducta y salud, se siga afianzando, se requiere de una práctica de la medicina basada en la evidencia y de una psicología basada en la evidencia.  Básicamente porque esta relación resulta de los estudios estadísticos de normalidad o anormalidad; mediante la cual, se pone en relación un conjunto de episodios con otro conjunto de episodios, que tienen ocurrencia en espacio y tiempo. Es decir, aquí no se supone una relación causal, en donde la conducta se postule como causa de la enfermedad; más bien se trata de relaciones condicionales, por ejemplo, algunas interacciones del organismo son condicionales de enfermedad o salud.
Conducta y salud, son categorías analíticas mediante las que se significan eventos y en esta lógica, la categoría de salud incluye eventos conductuales que se relacionan con los criterios de enfermedad. Estos eventos conductuales incluyen no sólo su ocurrencia sino también su frecuencia y modo. Ahora, la conducta al considerarse como un acto, esto es, una relación entre actividades del organismo y funciones estimulares del ambiente, ella por sí misma, no puede postularse como causa de la enfermedad, sino como un medio que regula los estados de salud o enfermedad del organismo. Por lo anterior es que las políticas y prácticas preventivas de la enfermedad, deben dirigirse principalmente al estudio de las contingencias “saludables” o contingencias que tengan consecuencias no saludables.
La invitación en esta pequeña nota es para quienes trabajan en salud, bajo una mirada del análisis de la conducta, para que propongan investigaciones en este campo y mediante la metodología de la Behavioral Epidemiology.
Tiberio Pérez Manrique

domingo, 5 de agosto de 2012

¿Qué ha sucedido con las contingencias que mantienen un análisis experimental de la conducta?


Ferster (1970), se refiere a la práctica de la ciencia en los siguientes términos:

I don’t remember any experiment being
called ‘‘great’’ or ‘‘bad’’ or anyone being given
credit for doing something especially useful
or valuable. Some experiments led to further
planning, new apparatus, exciting
conversations, new theoretical arrangements
of data and procedures or a rush to tell everyone
about them, while others enabled less behavior
of this kind. I don’t know whether Skinner
was conscious of the lack of personal
praise in interpersonal relations in the laboratory.
I certainly was not. My behavior was
generated by the natural reinforcement of the
laboratory activity. But some of the graduate
students found the absence of personal support
difficult. (p. 43).

“Nadie va al circo a ver que el perro promedio salta a través de un aro significativamente más a menudo que los perros no entrenados y criados en las mismas circunstancias, o a ver que un elefante demuestre un principio conductual” (Skinner, 1956, p.228).


El titulo de este comentario se refiere a una pregunta que el propio Skinner se formuló por los años de 1958, en un trabajo que tenia por titulo –La huida del laboratorio”. Sin embargo a pesar del tiempo y aunque se pudiera creer que ya no tiene sentido plantearse este tipo de cosas, cada día observamos con preocupación como tanto los estudiantes, y lo mas grave, muchas universidades, huyen del laboratorio, o consideran que la formación en ciencia es un asunto de tener “ideas geniales” y que sólo secundariamente se requiere de la asistencia a los laboratorios para la formación científica.
Esta actitud parece paradójica, con el hecho reconocido de que la mayor parte de nuestras estrategias de conocimiento científico se han moldeado en las prácticas de laboratorio, que aunque, como estrategia didáctica, se resiste a una sencilla formalización, es el origen de la creatividad e invención de las ideas científicas.
Está paradoja puede explicarse, por la tradición en nuestras prácticas de enseñanza-aprendizaje, que operan tanto en la educación de bachillerato como en la universidad. Estas prácticas han estado centradas en discursos dualistas del conocimiento,  de origen filosófico y que vienen desde el origen mismo de la universidad, siglo XII, en donde se organizaron los contenidos y formas de enseñanza en el Trivium y el Quadrivium. En el Trivium se incluían materias como la lógica, la gramática y la retórica. En el Quadrivium se incluyeron las matemáticas, la astronomía, la geometría; materias estas que estaban más dirigidas a lo que hoy conocemos como formación científica.
En nuestro país, nuestras prácticas de enseñanza-aprendizaje, se derivaron de la forma como se enseñaba el derecho y la teología básicamente, más que una enseñanza basada en métodos experimentales, de uso común en las ciencias y esto, en términos generales, no ha cambiado. También ha influido en la poca relevancia que se le da a los laboratorios como un medio de formar competencias investigativas, el peso dado a los modelos estadísticos como un medio de validar y dar confiabilidad a las teorías, más que a la manipulación controlada de las variables responsables de los distintos fenómenos.
Si se analizan detenidamente, modelos estadísticos, lógicos, o de simulación como medio de producción de conocimiento, éstos asumen que el conocimiento es el acto de un sujeto, y no el resultado del trabajo que han realizado de manera continua los grupos humanos, con el propósito de establecer formas de relación y de orientación respecto de la realidad y además, han establecido un modo convencional efectivo para actuar y transformar la realidad. Y la manera como esto se logra, y así se puede constatar en la historia de la ciencia, es mediante la investigación sistemática la cual requiere del uso del laboratorio.
Tiberio Pérez Manrique

Referencias
Ferster, C. B. (1970). Schedules of reinforcement with Skinner. In P. B. Dews (Ed.), Festschrift for B. F. Skinner (pp. 37–46). New York: Irvington.

Skinner, B. F. (1956/1974). Una historia de casos referente al método científico. En A. C. Catania (1974). Investigación contemporánea en conducta operante. México: Trillas.