sábado, 17 de diciembre de 2011

Las categorías Macro y Micro en Psicología

Cada vez se usan con más frecuencia las categorías micro y macro en psicología. Y como muchas de las categorías analíticas de la psicología, estas se importaron de otra disciplina, en este caso de la economía. Autores como Lea, Tarpy y Webley (1987), consideran que de igual forma como en la economía se realizan dos formas de análisis complementarios; los análisis microeconómicos, que se encargan de estudiar la conducta de los agentes económicos (individuos, hogares, empresas) y los análisis macroeconómicos, que se encargan de la economía como un todo (su unidad de análisis lo constituye una nación); este todo económico está constituido por los agentes económicos individuales, que se integran mediante transacciones económicas; en esta medida, los análisis macroeconómicos hoy trascienden las naciones para dar lugar a un sistema de economía global. Otra de las características de la macroeconomía es que sus análisis parten de modelos económicos idealizados tales como los modelos capitalistas o los modelos marxistas.
En psicología, también se pudiera hablar de dos tipos de análisis psicológicos; Los análisis micro-psicológicos y los análisis macro-psicológicos, solo que los análisis macro se refieren al análisis del comportamiento como un todo, y este tipo de análisis lo hace ya la sociología. De hecho, desde el momento en que Wundt incluye a la psicología en el conjunto de las ciencias, establece dos líneas de análisis, la psicología como el estudio de la experiencia individual y lo que se conoció como psicología etnológica (cf., Psicología de los pueblos, 1900 -1920). Estas formas de análisis llegan hasta nuestros días en los análisis psicológicos y la psicología social.
Los análisis macro-psicológicos; del comportamiento como un todo, incluye los análisis micro-contingenciales y los análisis macro-contingenciales. Los análisis micro-contingenciales comprenden los análisis de las relaciones que establece un individuo con su medio y que tiene ocurrencia situacional específica. En tanto que las macro-contingencias, tienen su origen en lo que Glenn (1985, 1986) denomino “metacontingencias”, concepto con lo que él se refería a las conductas de los individuos que se engranan o se relacionan entre sí, cuando estas conductas afectan de alguna forma la conducta del otro, e.g.,  conducir un auto tiene unas consecuencias para quien lo conduce, pero la conducta de conducir afecta a otras personas, por los atascamientos o por la contaminación que resulta de tales acciones. La unidad de análisis macro-contingencial está determinada por la red de relaciones interconductuales que se establece entre individuos, es decir que las macro-contingencias corresponden a un sistema socio-convencional en el que ocurre la el comportamiento humano. Las macro-contingencias encuentran un mayor nivel de estructura en las instituciones socio-culturales, explicitas o implícitas (la calle, el supermercado, el hogar, la empresa, la escuela, los grupos de referencia, las redes sociales).
Como en el caso de la economía, los análisis micro-contingenciales y macro-contingenciales se complementan. Las macro-contingencias, constituyen el conjunto de valores que asume una comunidad y configuran los modos de comportamiento de los individuos. Es decir que los análisis micro-contingenciales privilegian ciertas funciones psicológicas.
Finalmente, cuando los sistemas económicos resultan conflictivos, es porque los  determinantes macro han cambiado de tal forma que los agentes económicos no logran ajustarse a los nuevos contextos. De igual forma, en la psicología cuando el comportamiento de los individuos resulta “problemático” es porque los niveles macro-contingenciales no permiten los ajustes efectivos, pertinentes ni coherentes del comportamiento de los individuos. En otra oportunidad considere la íntima relación que existe, entre la significación de la realidad y su institucionalización, y que bien podría resumir la relación que existe entre lo micro y lo macro de la psicología. Mucho del malestar de la sociedad o de lo “anormal” del comportamiento resulta de la tensión que se origina entre la significación de la realidad y las instituciones. En ocasiones, se construyen instituciones con base en significaciones equivocas y en otras ocasiones, las instituciones no responden a los cambios que ocurren en la manera como los individuos comprenden la realidad.   
Tiberio Pérez Manrique


Glenn, S. S. (1985). Some reciprocal roles between behavior analysis and institutional economics in post-Darwinian science. The Behavior Analyst, 8, 15-27.
Glenn, S. S. (1986). Metacontingencies in Walden Two. Behavior Analysis and Social Action, 5, 2-8.
Lea, S. E. G., Tarpy, R. M. & Webley, P. (1987). The individual in the economy. Cambridge: Cambridge University Press.
Wundt, W. (1900/1920). Völkerpsychologie. Leipzig: Engelmann.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Juegos de lenguaje y Antropología


Dos de las condiciones que han configurado la historia humana son sin duda: las condiciones de significación de la realidad y el establecimiento de instituciones, sean estas implícitas o explicitas. De ahí, la importancia de la antropología, como una ciencia que se encarga del estudio sistemático de las condiciones disposicionales, físicas (antropología física) y culturales (antropología cultural) en las cuales se encuentran inmersos los organismos y que ha hecho de los humanos lo que hoy son.
Darwin, explicitó el mecanismo mediante el cual la vida trasciende lo situacional – la evolución por selección natural.  Y en este breve comentario, me quiero referir a uno de los componentes de la teoría de la evolución: las variaciones; este es un concepto de amplia heurística, pero en especial, de una heurística no vacía. En biología, las diversas estructuras del organismo fueron los empíricos que delimitaron significativamente la categoría variación, y  hoy, el desarrollo de las investigaciones del ADN han permitido una mayor precisión empírica. Si no se entendiera aún  el origen de las variaciones y la conservación de las mismas, la vida misma sería todavía un misterio.
Ahora, analógicamente, significación de la realidad e instituciones conservan una relación idéntica a la dada entre variaciones y herencia. Las instituciones son contingentes a la significación de la realidad, es decir, que la significación de la realidad es una condición previa y necesaria para el desarrollo de una institución. Esta es una idea que ha estado presente en propuestas analíticas como las de Skinner (cf., selección por consecuencias), también en Vigotsky. Aquí sólo estoy subrayando el hecho de que la selección natural no ocurre en el vació, requiere de unas condiciones – disposicionales.
Hay una delimitación en el uso del concepto variación y se relaciona con lo que en análisis del comportamiento se conoce como generalización de respuesta. Este concepto se refiere  aquí  a que una misma condición de estímulo acepta diferentes morfologías de respuesta como forma de ajuste situacional. En biología se habla de alelos, o formas alternativas de un mismo gen, que pueden funcionar igualmente bien para una condición ambiental. Precisamente, el que se pueda responder a una situación con morfologías diferentes es lo que aleja la posibilidad de considerar a un organismo como un autómata, es decir, sus posibilidades de responder de manera distinta a una misma condición de estímulo. Son los disposicionales, físicos o culturales, los que delimitan las formas de respuesta “aceptables” y constituyen una lógica o “juego de lenguaje.”
La significación de la realidad, no es un factor que los humanos puedan hacer de lado, es un modo de vida y como tal, se constituye en una condición de supervivencia. La significación de la realidad resulta de la interacción del organismo con el ambiente y la estabilización de estas interacciones a través de lo institucional.
Una institución, cualquiera que sea, está regulada por tres mecanismos: a) las  reglas de intercambio, b) las reglas de sujeción o de poder y c) las reglas de legitimidad o ética. Las reglas de intercambio se estudian ampliamente en la economía, las reglas de poder, están  constituidas por las advertencias y la sanción, y las reglas de legitimidad se basan en juicios sobre lo que se debe hacer y sobre lo que no se debe hacer. Estos tres tipos  de regulación institucional no se hallan en perfecto equilibrio, por lo que en una sociedad, muchas veces se generan situaciones heterotópicas, lo que se convierte en una amenaza a la supervivencia. Sería importante realizar investigaciones, empíricas o de modelamiento relacionadas con la forma en que se pueden combinar estas tres formas de regulación institucional, lo que nos permitirá pensar en hacer posible una institución ideal.
En conclusión, la significación de la realidad toma forma en lo institucional, no en una entidad biológica, llámese cerebro o mente.

Tiberio Pérez Manrique

viernes, 4 de noviembre de 2011

Análisis del comportamiento y psicología del desarrollo


Dar cuenta de las actividades cotidianas de los seres vivos, y con particular atención, de las del hombre, es el reto de la psicología. “Pocas cosas hay tan conocidas como la conducta humana. Siempre se está en presencia de al menos alguien que manifiesta cierto tipo de la misma.  Del mismo modo, pocas cosas son tan importantes como la conducta propia o la de los demás” (Skinner, 1991, p.83 – traducción española). Los humanos, comen, caminan, duermen, cantan, leen, escriben, bailan, hacen el amor, en fin, se dedican a una variedad de actividades que con razón Jesús Conill, se refiere a todo esto en términos del “enigma del animal fantástico”. Es decir, para una persona desprevenida, todo este hacer de los seres vivos parece incomprensible y se ve como un asunto de magia. Pero quienes se dedican a la ciencia no descansarán hasta responderse una serie de preguntas, tales como: ¿cuál es el origen de estas actividades?, ¿qué condiciones las actualizan o las determinan en el presente?, ¿cómo cambian o, se pueden cambiar?
Las preguntas anteriores, han configurado una temática conocida como Psicología del Desarrollo. Sin embargo, ha resultado una ardua tarea, encontrar categorías analíticas, precisas, sin mayor ambigüedad, que faciliten un tratamiento empírico que permitan responder y hacerlas comprensibles. Las categorías que se han usado se entrecruzan unas con otras, por ejemplo, desarrollo, se cruza con maduración, con historia y con evolución.
La estrategia del análisis del comportamiento consiste en delimitar la naturaleza de lo que se desarrolla, partiendo de una definición fundacional o raíz de lo psicológico – La interacción del organismo con el medio ambiente-. El Análisis del Comportamiento asume la propuesta de Aristóteles de lo psicológico como inter-actividad; característica ésta que hace la distinción entre lo vivo y lo inerte. Y para su precisión empírica, se delimitan las “variables”, esto es, los objetos estimulares y las morfologías o reactividades del organismo. Ahora, el reto es poder, mediante estos pocos elementos, dar cuenta de la actividad entera de un organismo, dentro de un marco comprensible. La preocupación por presentar de manera integral lo psicológico ha estado presente en las distintas aproximaciones psicológicas, por ejemplo, en la Gestalt, en la idea de un “yo”, en William James, quien decía que lo psicológico no ocurría por pedazos.
El Análisis de la Conducta se aproxima a una visión integral de lo psicológico, mediante la idea de desarrollo de las funciones conductuales. El análisis de la conducta, entiende por ejemplo, que toda función psicológica es en principio actividad bilógica, pero la trasciende; se entiende que para ver, se requiere de una estructura – los ojos – pero ver es más que esto, implica hacer contacto con ciertas condiciones estimulares (longitud de onda). También se debe entender que ver no implica una conexión automática o mecánica entre condiciones estimulares y reactividades biológicas, dado que una de las características de la inter-actividad es su carácter de episódico, lo que a su vez permite diferentes posibilidades relacionales (o combinaciones entre condiciones de estímulo y morfologías). Esto que parece simple, permite establecer relaciones de diferentes morfologías con una misma condición de estímulo, por ejemplo, cuando veo una luz verde, puedo ante esa condición de estímulo hacer un dibujo verde, responder mediante una morfología convencional, de tipo verbal – “esto es de color verde”, y hacer comparaciones, o lo que se conoce como tareas de igualación a la muestra. A esta característica de permutabilidad de las funciones de respuesta y las funciones de estímulo la llamó Ribes “desligamiento funcional”. Hasta aquí entonces podemos rastrear el origen de las funciones psicológicas.
Ahora, ¿cómo dar  cuenta de las interacciones que se presentan en una situación específica? El análisis de la conducta, asume en concordancia con la teoría de la evolución por selección natural, que una vez que aparece una variación esta pertenece al presente de la especie. Para el caso de las funciones de la conducta, una vez que se establece un modo relacional, este forma parte ahora de los modos de relación con esa condición estimular – una vez que se aprende a montar en bicicleta no se desaprenderá – ahora forma parte de mis actividades.
¿Por qué, todo lo que se hace parece ordenado y coherente? Una morfología, como se dijo antes, establece relaciones con múltiples condiciones de estímulo simultáneamente; como en el ejemplo de ver verde. No solo hay una interacción fisicoquímica, sino que también hay una relación con medios convencionales, puedo hablar del verde, puedo escribir sobre el verde, puedo hacer un dibujo.
 ¿Por qué se presenta una interacción y no otra? Como seres vivos siempre estamos inmersos en actividades (en interacciones). Sin embargo toda actividad es dinámica casi que por definición y quizás para entender esto, pueda resultar práctico pensar en la manera como se relaciona una melodía con los distintos pasos de un baile, nótese que unos pasos van de primero y otros de último, y si este orden se pierde por algún motivo, el baile puede verse mal, aunque en algunas ocasiones puede resultar en una mejora. Es decir, el que se presenten ciertas actividades y no otras es un asunto de responder a distintos criterios situacionales, no un asunto de algún a priori.
¿Pueden cambiar las formas de interacción ya establecidas? De hecho cambia, lo vemos en la vida cotidiana, cambian en la medida que se establecen formas de interacción que permiten un mejor ajuste a los criterios de la “buena forma”, para usar un término propio de la Gestalt.
Para concluir, la psicología del desarrollo, se ocupa de hacer comprensible la forma como las distintas funciones conductuales se integran en un todo coherente – Cómo se configura ese YO del que hablan otras alternativas teóricas.
Tiberio Pérez Manrique

Skinner, B.F. (1991). El análisis de la conducta: una visión retrospectiva. España: Limusa.

sábado, 22 de octubre de 2011

Avances en Análisis del Comportamiento


Una disciplina avanza, porque se establecen formas más efectivas de hablar de los fenómenos bajo estudio; es decir, cuando se cuenta con formas menos ambiguas de describir los diversos fenómenos de los que se encarga, lo que a su vez conduce a unas prácticas científicas más efectivas. En psicología, dada su ambigüedad conceptual, unas prácticas verbales menos ambiguas, sin duda representan un avance hacia la construcción de la psicología como disciplina científica. En el desarrollo de las ciencias, se encuentran ejemplos de este patrón, por ejemplo, Ulises Aldrovandi (1522 – 1605), en su “Historia Natural de Serpientes y Dragones,” hace una descripción de estos animales con un lenguaje de uso en los mitos, en ocasiones mezclado con descripciones que usan un lenguaje establecido en la Historia Natural; que era como se le conocía a la biología de hoy (ej., se describían sus características, cría, sinonimia, temperamento, anatomía, naturaleza, costumbres, animales fabulosos, antipatía, simpatía). Cuando se observa hoy la dispersión de datos que se obtienen sobre algún tópico, no parece que sea diferente de las narraciones de Aldrovandi. Las cosas cambiaron con la propuesta de Carlos Linneo, quien propuso ordenar los datos de los animales bajo unas pocas categorías (claro, estableciendo los criterios de inclusión en la categoría); nombre, género, especie, atributos y usos. Sin duda, el contar con una taxonomía para los animales y plantas representó un gran avance para la biología y facilitó tanto el trabajo analítico como la investigación, y seguramente esto le permitió a Darwin la visualización de la teoría de la evolución por selección natural.
Los filósofos de la ciencia se han referido al desarrollo de la ciencia en términos de la tensión que se establece entre lo analítico y lo empírico. Y desde el análisis del comportamiento, esto sucede porque siendo las categorías analíticas modos convencionales de interactuar con los distintos objetos estimulares, estas categorías resultan vacías, cuando son poco efectivas, pertinentes, congruentes o incoherentes frente a otras categorías de la misma disciplina o con respecto a categorías de otras disciplinas.
Producto de la superación de estas tensiones, el análisis del comportamiento, ha alcanzado los siguientes desarrollos:

1.    Se ha definido con más amplitud y con mayor identidad lo psicológico, o más bien, se ha recuperado la versión aristotélica de lo psicológico. Para Aristóteles lo psicológico correspondía a la propiedad interactiva de los seres vivos, (no confundir interacción con movimiento como traslación, que fue como se entendió la conducta dentro del modelo mecanicista), Para él, no era posible pensar en acciones como ver, oír, sentir, como un accidente que sufre una sustancia.
2.    El punto anterior condujo a precisar los aspectos empíricos así: lo que hace el organismo en la interacción, se definió como morfología (respuesta) y con lo que se interactúa se delimitó como función de estímulo.
3.    Las distintas interacciones que mantiene un organismo con su ambiente se clasificaron en términos de la naturaleza de la interacción, interacciones con objetos estimulares fisicoquímicos, interacciones con las morfologías de otro organismo o del propio organismo.
4.    Para el caso de los humanos, se trajo a primer plano de interés de la investigación psicológica, las morfologías convencionales, éstas se entendieron como el aspecto central de los llamados eventos mentales. Principalmente, en lo relacionado con el conocimiento. Si bien las morfologías convencionales se materializan en un estructura biológica, estas trascienden lo estructural, y lo situacional, por lo que permiten las interacciones consigo mismo; tal vez por esto se confunden las palabras con las cosas, o se habla de los “símbolos” como cosas mágicas.
5.    Con los conceptos de “campo psicológico”, las interacciones se estructuraron en un contexto de relaciones micro y macro contingenciales (estados psicológicos).
6.    El punto anterior también ha dado lugar a una discusión interesante, relacionada con que si bien, las morfologías ocupan un espacio y un tiempo, de las funciones conductuales no se puede predecir ocurrencias (en tiempo y espacio), pues se trata de delimitaciones analíticas que trascienden lo empírico.  
7.    En lo metodológico, el énfasis en lo organísmico del sujeto experimental, se trasladó a las condiciones de ajuste, a los sistemas contingenciales y a las condiciones disposicionales que actualizan situacionalmente y empíricamente las distintas funciones.
8.    Obviamente, todos los elementos anteriores, tendrán y empiezan a tener distintas implicaciones en las distintas prácticas sociales e indudablemente, permitirán una inserción más productiva en el contexto de las ciencias.
Quienes no se dedican al análisis crítico de los productos de conocimiento, pueden pensar que en disciplinas como la psicología las cosas no cambian, que debemos resignarnos a que otras disciplina como la biología definan nuestro quehacer y nuestra identidad.
Tiberio Pérez Manrique

lunes, 10 de octubre de 2011

El Análisis del Comportamiento – Paradojas Epistemológicas


“El barbero de Sevilla afeita a todos los de su pueblo que no se afeitan a sí mismos”

         La filosofía y la epistemología toman para sus análisis los objetos de conocimiento ya realizados. A partir de ellos, elaboran diferentes descripciones mediante las cuales caracterizan dichos objetos, estas descripciones se realizan mediante conceptos y categorías analíticas que los filósofos y la epistemólogos, como comunidades, han venido desarrollando para hacer significativo su trabajo; categorías tales como ontología, racionalismo, empirismo, ética, estética u otras constituyen un ejemplo de categorías usadas para caracterizar las distintas actividades humanas.
Los análisis filosóficos y epistemológicos se realizan principalmente para establecer la consistencia y la coherencia de las categorías y los conceptos con los que describen los objetos bajo su análisis. Para usar las categorías propuestas en “teoría de la conducta” por Ribes y López, el trabajo del filósofo tiene como dato de análisis, las funciones verbales sustitutivas no referenciales y el alcance de dicho análisis no va más allá que el de hacer visible las consistencias, inconsistencia, coherencias o incoherencias presentes en dichos productos. Pretender usar estas categorías de análisis como prescripciones para realizar el trabajo científico, es violentar los límites del lenguajes.
Los trabajos que los filósofos y epistemólogos han tomado para el análisis del conocimiento científico, se relacionan principalmente con la teoría de la relatividad y la teoría de la evolución por selección natural, y este tipo de análisis es útil a estas ciencias en la medida en que les refleja las inconsistencias e incoherencias que se puedan presentar en las categorías que usan para describir su objeto. Ahora, si el análisis filosófico ayuda a mejorar el trabajo científico es otro asunto. Y más bien, cuando los análisis filosóficos y epistemológicos se usan como prescripciones, pueden convertirse en un obstáculo epistemológico.
Posiblemente, nadie discuta que el conocimiento comienza en la observación; entendida como respuesta diferencial dada a las condiciones estimulares de un objeto, pero lo que sí se discutirá será la forma de describir o categorizar dichas observaciones. El modo como se describa un conjunto de observaciones hará la diferencia respecto de la manera como el científico se aproxime a los objetos descritos.
Toda descripción parte de una mínima comprensión o significación de las observaciones. Comprensión que se origina en las prácticas sociales que mantiene una comunidad o, para usar los conceptos de Wittgenstein, en los “juegos de lenguaje” que practica dicha comunidad. Ahora, estos juegos tienen su comienzo en las interacciones sociales: Supongamos que dos niños están en el parque y en algún momento corren y se cogen y repiten esto varias veces, luego aparece un tercer niño y pregunta ¿a qué juegan?, los niños pueden responder – a correr y cogernos -, note que esto ya parece una “regla” y seguramente se pueden agregar otras pequeñas reglas que conducirá a formalizar un juego de niños, el “corre que te pillo”. Solo después de formalizar las interacciones como parte de un juego, cada uno de los elementos que componen las interacciones, adquieren significado. La idea de regla no hace referencia a ningún proceso cognoscitivo, es solo una descripción de las relaciones que organizan los distintos elementos del juego y que usa o establece medios convencionales.
Cuando se aplica este análisis a la comprensión del conocimiento científico, a los “juegos de las disciplinas científicas”, difícilmente se puede asumir que partan de cero comprensión de su materia; parten de juegos de la vida cotidiana, o juegos de disciplinas ya establecidas. La psicología es una de las disciplinas que si bien comenzó con Aristóteles, como un juego original (de cero), luego de la edad media, aceptó los juegos filosóficos y religiosos sobre los cuales levantarse como disciplina científica y más adelante también acepta el juego de la fisiología y en tiempos recientes, los juegos de las ciencias de la computación. Entonces no es de extrañar que desde otras disciplinas se le pregunte a la psicología ¿a qué juega?
Un auténtico juego de la psicología como disciplina científica, debe comenzar por describir las interacciones básicas con las cuales construir el significado y compresión de dicho juego. Sólo en la medida en que se practique el juego (en la investigación), lo psicológico tomará sentido y significado. No puede apelarse a ninguna pre-comprensión o pre-lógica para su constitución. Un juego, es precisamente la instauración de una lógica.
El barbero de Sevilla sí se afeita a sí mismo.

Tiberio Pérez M.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Estados Psicológicos


Considere la siguiente situación: En un momento, su gato se encuentra acostado en el sofá y en otro momento el gato se encuentra parado en el sofá. Estas dos situaciones se reconocen como dos estados diferentes del gato, estos estados se describen de forma más precisa mediante coordenadas espacio–temporales, sin que se pueda usar el mismo grupo de coordenadas para dos estados distintos, si así fuera, se trataría del mismo estado.
En el caso de los estados psicológicos o conductuales, podemos considerar el siguiente par de estados,  “ver rojo” y “ver azul”, y cada uno de estos estados requiere de sus propias coordenadas que los precisen en las dimensiones de espacio y tiempo. En el análisis y la investigación de los estados de las cosas, el interes ha estado centrado principalmente en los cambio de estado; en el paso del estado cero al estado uno. El cambio de un estado a otro puede ocurrir de la siguiente forma, a) un estado A puede conducir consecutivamente a un estado B; en cuyo caso decimos que el estado B es condicional al estado A, b) el estado B puede depender de una estructura compleja que lo actualiza; en cuyo caso hablamos de un estado disposicional como en el ejemplo de Gilbert  Ryle en el que se refiere a  la fragilidad del vidrio; el estado de frágil se presenta cuando se configuran las condiciones que actualizan tal disposición, como cuando el vidrio de la ventana se golpea con una fuerza determinada.
Al ser los estado psicológicos básicamente disposicionales, resulta práctico contar con una taxonomía  de tales estados elaborada con base en sus condiciones de ocurrencia o de su actualización. En este sentido Ribes, ha propuesto las siguientes funciones conductuales o psicológicas, función contextual, función suplementaria, función selectora, función sustitutiva referencial y función sustitutiva no referencial. Estas funciones pueden reconocerse situacionalmente, en las dimensiones espacio-temporales mediante la especificación de estructuras o arquitecturas contingenciales específicas.
Una consecuencia de considerar los estados psicológicos en el sentido propuesto antes, es que se facilita la disposición de un conjunto de contingencias que permiten actualizar funciones psicológicas, con distintas relevancias, según criterios de pertinencia, efectividad, congruencia o coherencia, que delimitan el ajuste de la conducta del organismo a la situación en la que se encuentre. En el análisis del comportamiento se ha hecho uso del concepto de moldeamiento como un procedimiento para conducir la conducta de un estado a otro. En igual sentido, se ha hecho uso del concepto de aprendizaje como la disposición de las condiciones mediante las cuales se pasa de un estado de “conocimiento” a otro estado. Desde la perspectiva de estados psicológicos, el aprendizaje no corresponde a ningún estado psicológico, se usa más bien como un concepto que describe relaciones contingenciales con  las cuales se establecen y organizan un conjunto de funciones psicológicas, con miras a cumplir criterios que definen una realización conductual específica.
Los estados psicológicos dejan de ser así, procesos reflejados en la acción del organismo, que sólo pueden estudiarse mediante interpretaciones como lo proponen todavía teorías mentalistas.
Tiberio Pérez Manrique

sábado, 10 de septiembre de 2011

Nuevo grupo en Facebook

Este es el link para que acceder al grupo de la División de Análisis de la Conducta del Colegio Colombiano de Psicólogos en Facebook.

martes, 30 de agosto de 2011

El Análisis del Comportamiento y las “Marcas Didácticas”

En un mundo de mercado globalizado, las empresas educativas, en sus diferentes niveles, no escapan a esta lógica y esto, se refleja en la forma como ciertas entidades educativas quieren imponer sellos de formación, cuando asumen y privilegian estrategias didácticas, considerando que son válidas, significativas y aplicables a toda materia por aprender, tal es el caso de “aprendizaje significativo” o “aprender haciendo” o “coaching” y muchas otras.

Esta forma de proceder en la educación se parece mucho a la que opera en los equipos de fútbol, solo que estas instituciones, forman defensas, arqueros, delanteros, etc. En tanto que las Universidades forman profesionales. Y no es de extrañarse que lo hagan así, en fin y al cabo, los centros educativos se encargan de administrar el conocimiento.

En psicología esto se hace visible en materias como aprendizaje en donde, desde el momento en que el término aprendizaje apareció, su uso fue paradójico. En sus comienzos, el término aprendizaje se usaba en las universidades para referirse a una clase de psicología del aprendizaje; ya que al aprendizaje como tal, era aquella materia a la que se dedicaba la universidad entera y no parecía lógico que se le dejara a una facultad y mucho menos a una clase orientada por tan sólo un maestro. Aprendizaje aquí se refería a un conjunto de actividades, básicamente de carácter administrativo, dirigidas a formar profesionales.

Sin embargo, no se debe perder de vista que la relación que se establece entre el futbolista y su club, es diferente de la relación que se presenta entre la Universidad y sus estudiantes o futuros profesionales. En el caso del futbolista, este es un producto del cual dependen los ingresos y la estabilidad del club, en la caso de las universidades, su supervivencia depende del “sello ético” con el que configure a sus futuros profesionales. Y esto implica que su papel debe centrarse en la facilitación del desarrollo de las comunidades científicas como principales trasformadoras de las prácticas sociales.

Es decir, que lo que debe configurar una institución educativa no es una lógica de mercado sino la lógica del bienestar en el sentido propuesto por Amartya K. Sen. Y aquí, es donde el Análisis del comportamiento juega un papel importante, en tanto que como dice Aristóteles, el comportamiento es un asunto vital, es el “acto primero que define lo vivo”, es el comportamiento el principal recurso de bienestar o de maleficencia. El discurso dominante, afirma que la causa de la pobreza es debida a la escasez de recursos, pero más bien, es un problema de los modos de comportamiento significados en las prácticas sociales.

Tiberio Pérez Manrique

jueves, 11 de agosto de 2011

La Psicología: ¿una ciencia “dura” o una ciencia “blanda”?

 
Las categorías de ciencias “duras” y ciencias “blandas” se aplican con frecuencia a las distintas disciplinas científicas, tomando como criterio los procedimientos mediante los que se construye su conocimiento o la forma como estos se expresan; es decir, según se usen métodos experimentales o se usen modelos matemáticos para la elaboración del conocimiento, entonces se incluyen en una categoría o en otra.
Se debe considerar sin embargo, que las disciplinas no se pueden pensar desde ellas mismas como ciencias “blandas” o “duras”, los conocimientos que las delimitan y les dan identidad son igualmente legítimos para cualquier disciplina. A veces se considera lo “blando o duro” como intrínseco a los objetos con los que cada disciplina trabaja, por ejemplo, se considera que la física es una ciencia “dura” porque su objeto es más real que los de las ciencias sociales. Y si bien algunos objetos que median las prácticas científicas son más rígidos en su funcionamiento, comparados con otros de mayor complejidad funcional, esto no debe afectar el rigor de la práctica o rigor científico con el que se elabora el conocimiento.
Más bien, estas categorías son externas a la ciencia y obedecen a intereses diversos. No es un secreto que es más fácil conseguir presupuesto para investigaciones en física o química, que para investigaciones en ciencias sociales, incluso cuando las investigaciones en ciencias sociales pueden generar conocimiento que permite modificar las prácticas sociales de una forma ampliamente positiva.
De otra parte, la ciencia se puede ver como una práctica compartida, ampliamente valorada por la sociedad, y como práctica no es diferente de otros tipos de prácticas, en tanto que se realizan como una forma de preservación de la vida.
Siendo la ciencia una práctica, los criterios de “ciencias blandas o duras” resultan inadecuados y se requiere entonces de otros criterios para su valoración, por ejemplo, se puede valorar por su pertinencia; es decir por el modo particular como en un momento y en unas circunstancias particulares se resuelve un problema. Se puede valorar por su efectividad; es decir por su capacidad para modificar una situación. Se puede valorar por la congruencia entre el decir y el hacer, y que además constituye un asunto ético. Se puede evaluar por la coherencia que mantenga como práctica disciplinar pero también con otras prácticas y quizás también se pueda valorar por su aporte al bienestar humano.
Finalmente, los criterios de ciencia “dura o blanda, pertinente, efectiva, congruente, coherente”, establecen diferencias más en el modo como se implementa su conocimiento en prácticas tales como asistencia en salud, en la educación, en la empresa u otros escenarios, pero no en el modo de producción de conocimiento.

Tiberio Pérez Manrique

domingo, 31 de julio de 2011

Tecnología en psicología, institucionalización de humanismo científico





Es un hecho que vivimos en un mundo en el cual, sin la disponibilidad de la tecnología, nuestras actividades cotidianas se verían gravemente afectadas, o se tendrían que realizar de un modo distinto. También parece obvia, la relación estrecha que existe entre tecnología y ciencia, lo que ha configurado una sociedad con un modo particular de significar la realidad; cualquiera que sea esta. Podríamos referirnos a esto como una visión de mundo - tecno-científica.
 Esta visión, establece como criterio de relación; tanto con las cosas como con los otros, el criterio de efectividad y eficiencia. Hasta aquí, no habría mayor problema, pues en fin y al cabo,  la ciencia y la tecnología constituyen el desarrollo y formalización de las distintas formas de influencia de la naturaleza y que los humanos domestican y las transforman en poder. Piaget ha subrayado esto, en sus estudios con niños, sobre el desarrollo de la causalidad, en estos estudios, él evidencia como se ha pasado de una explicación causal centrada en la idea de agente a una idea de causa como relaciones de necesidad, y que los físicos han convertido en funciones matemáticas. El análisis del tipo de explicación, presentado aquí, pone de presente el énfasis  en la causa eficiente y la causa formal aristotélica y sin mayor referencia a la causa final.
Precisamente la idea de causa final aristotélica, permite considerar criterios para la evaluación de la tecnología más allá de los de eficiencia y eficacia. La cusa final hace referencia a las circunstancias necesarias para el paso de la potencia al acto, es decir, se refiere a aquellas condiciones que le permiten a un ser ejercer sus distintos modos de influencia o modos de ser. Para el caso de los humanos, quien es el usuario legítimo de la tecnología, pero también para todo lo vivo; como la biología lo ha explicitado, su causa final se refiere a las circunstancias que permiten que esta forma de organización de la realidad y que delimitamos con el nombre de vida, continúe dándose.
Hoy sin embargo, la vida misma se halla en riesgo, y podríamos preguntarnos ¿cómo llegamos  a este punto?, justamente ahora que como especie, hemos acumulado y desarrollado distintas formas de tener control sobre diversos modos de influencia de la naturaleza. La respuesta puede buscarse en la tergiversación de los medios de influencia; el fin de estos medios ya no es la conservación de la vida y en cambio se les ha puesto finalidades tales, como los de conservación de los modos de gobierno, de los estados, de las empresas, en fin, se han legitimado fines que distan bastante del fin único de conservación de la vida o del ideal Griego, de la buena vida.
¿Qué hacer para volver a conectar vida con medios de influencia – técnico-científicos? Los humanistas, tanto filósofos como psicólogos, pusieron sus esperanzas en la razón y en la “bondad” de la naturaleza humana. Pero tal vez, es tiempo de decir que eso que llamamos naturaleza humana no es un dado, sino que ésta, la hemos venido especificando en nuestra historia de convivencia. Es a través de esta historia en donde se han legitimado los “cómo” de nuestras distintas formas de relación con la naturaleza, siendo nosotros parte de ella. Por este mismo camino, se han agrupado y reglamentado bajo instituciones sociales los distintos modos de influencia social, hasta tal punto que son estas instituciones las que establecen criterios para considerar casi toda acción humana como de carácter humano o no, bondadosa o no, egoísta o altruista. Son estas instituciones las que hoy legitiman las formas de intercambio de recursos, las que sancionan el uso de formas de influencia no permitidas. Finalmente, cabe recordar que estas instituciones son un medio para la vida, y no un fin en sí mismas y me refiero a la vida no como un abstracto sino la vida diaria. Son entonces las prácticas sociales configuradas en instituciones quienes determinan eso que llamamos “naturaleza humana”.
Tiberio Pérez Manrique

jueves, 21 de julio de 2011

Análisis Conceptual y Análisis Experimental

La mayoría de psicólogos están de acuerdo en que uno de los problemas que la psicología debe resolver con urgencia es su ambigüedad conceptual y aunque esta problemática no es nueva, cada vez es más relevante su solución. Skinner, se había referido a la psicología diciendo que el problema no era la naturaleza de la materia de la que está hecho el mundo, sino más bien de cuáles son las dimensiones de las cosas que se estudian y cuáles los métodos que le son apropiados.
Parece necesario considerar más detenidamente la relación que se pueda establecer entre la naturaleza de las cosas y los métodos mediante los que dicha naturaleza se específica. Algo similar había planteado en la antigua Grecia Sócrates, al hacer distinción entre juicios verdaderos y ciencia, refiriéndose a esta última como al juicio acompañado de explicación: Los objetos que no pueden explicarse no se pueden conocer, consideraba Sócrates. Es decir que la naturaleza de las cosas va a depender de lo que se asuma como explicación, de lo que se entienda por explicación.
Parece existir consenso alrededor de la categoría de influencia, respecto de lo que se puede entender por explicar, incluso en una concepción dualista del hombre, se trataba de explicar cómo una naturaleza no física (mente) influye o afecta el cuerpo. Los modos de influir en, o ser influidos por la realidad se establecen en la vida cotidiana. Respondemos diferencialmente ante diferentes propiedades de las cosas pero de igual forma influimos diferencialmente en otros de nuestra propia especie mediante el comportamiento verbal, lo que nos deja con dos elementos claves para hacer comprensible la realidad. Por una parte, la interacción entre los distintos elemento que constituyen la realidad y los modos como hablamos de dicha interacciones.
Las comunidades científicas han sistematizado y elaborado los modos de influencia en los procedimientos experimentales; en los Análisis Experimentales, y a los modos de referirse a lo que se hace en un experimento se le denomina - Análisis Conceptual-, y aquí lo que se hace es organizar en categorías los distintos modos de comportamiento verbal. Parafraseando a Wittgenstein, organizarlos en juegos de lenguaje y así como podemos hablar de juegos de lenguaje como nombra, interrogar, afirmar, podemos jugar los juegos de lenguaje de explicar. Aunque también podemos jugar juegos de lenguaje como imaginar; podemos imaginar por ejemplo que los demonios o los fantasmas influyen en nuestros cuerpos, sin embargo, dichos juegos solo tienen sentido si se juegan en las dimensiones que ellos mismos especifican,  el juego de la imaginación solo tienen sentido en las categorías de literatura fantástica y como tal, como conducta pertinente para este juego.
    Tiberio Pérez Manrique

viernes, 15 de julio de 2011

Proposito de este blog


Este blog tiene el propósito de interesar a los lectores a que compartan a través de este medio, sus pasiones, su manera de ver el Análisis de la conducta (A C). A diferencia de otros medios formales, como los ensayos o los artículos, aquí se trata de comunicar; claro con coherencia y congruencia, aspectos relacionados con el análisis de la conducta, tales como análisis conceptual, metodologías, aplicaciones y problemas institucionales.
Como en otras formas de comunicación, hay unos mínimos formales, para el caso del blog, su extensión no puede ser mayor de 500 palabras, referidas a una única temática. Además, se debe especificar la responsabilidad del autor de los comentarios.

miércoles, 6 de julio de 2011

Bienvenid@s al blog de la División de Análisis de la Conducta - Colpsic

Sean todos y todas bienvenidos a este espacio de discusión abierta donde se podrán abordar distintas temáticas relacionadas con el Análisis de la Conducta. 

La división hace parte de las dieciséis divisiones  del Colegio Colombiano de Psicólogos - Colpsic. Está división es presidida por Tiberio Pérez Manrique (Psicólogo, MSc) y su monitor es Mauricio García Marulanda.

Cualquier duda o comentario pueden dejarlo acá mismo o escribir al correo:

Muchas gracias y de nuevo, bienvenid@s.